Ir al contenido
Pide cita llamando al +34 987 912 612 o si lo prefieres te llamamos nosotros

Cuida tus ojos este verano

¿Cuáles son los principales riesgos para la salud ocular durante el verano y por qué debemos prestarles atención?

El verano es una época sensible para nuestros ojos, las actividades al aire libre y, especialmente las acuáticas, aumentan su frecuencia y esto puede ocasionar riesgos que debemos prevenir. Una mayor exposición a radiación ultravioleta, alergias estacionales, el contacto de la superficie ocular con el agua, exposición a aires acondicionados y un mayor riesgo de traumatismos son los principales peligros en la época estival.

¿Qué daños puede causar la exposición al sol en los ojos y cómo elegir unas gafas de sol adecuadas?

Durante el verano la radiación ultravioleta que reciben nuestros ojos es mayor y puede dañar estructuras oculares como la conjuntiva, la córnea, el cristalino o la retina. Los efectos de la radiación son acumulativos, por lo que es fundamental prevenirlos desde la infancia, época en la que nuestros ojos son más sensibles por la mayor permeabilidad a la luz.

La protección solar es fundamental mediante el empleo de gafas de sol que bloqueen los rayos UVA y UVB al 100%. Deben ser gafas homologadas, con el distintivo CE y deben llevar la identificación de la ISO EN 1836:1997, siendo recomendable adquirirlas en establecimientos especializados.

Además, utilizar sombreros, gorras o, por ejemplo, buscar la sombra especialmente en las horas centrales del día son medidas fáciles de implementar y que van a proteger nuestros ojos y también nuestra piel.

¿Qué problemas oculares puede provocar el cloro de las piscinas y cómo podemos prevenirlos?

El cloro es una sustancia necesaria para desinfectar el agua de las piscinas pero que en contacto con la superficie ocular puede producir enrojecimiento, escozor y dificultad para abrir los ojos.

En ocasiones, puede llegar a producir conjuntivitis química o irritativa o afectar también a la córnea provocando una queratitis dando visión borrosa y fotofobia (excesiva sensibilidad a la luz).

El mayor riesgo lo tienen los portadores de lentes de contacto, que en contacto con agua dulce pueden sufrir una infección por microorganismos muy agresivos y resistentes a los tratamientos convencionales como la Acanthamoeba. No se deben usar lentes de contacto en piscinas, ríos u otras zonas de baño.

Es fundamental el uso de gafas de natación, para evitar el contacto directo con el agua, y si no disponemos de ellas evitar abrir los ojos bajo el agua.

En el caso de presentar síntomas de irritación o molestias oculares debemos limpiar los ojos con suero fisiológico o lágrimas artificiales. Si la sintomatología persiste, no debe durar más de unas horas, o empeora es recomendable acudir a un oftalmólogo, especialmente aquellas personas que usen lentes de contacto.

¿Por qué aumenta la sequedad ocular en verano y qué medidas se pueden tomar para aliviarla?

En verano, varios factores contribuyen a la sequedad ocular:

  • Mayor evaporación de la lágrima: el calor, el viento, los ventiladores y el aire acondicionado son factores que alteran nuestra lágrima natural reduciendo su función de protección e hidratación de la superficie.
  • La exposición al sol y el contacto con sustancias como el cloro también empeoran esta patología.

Para aliviar la sequedad ocular debemos utilizar lágrimas artificiales sin conservantes, especialmente ácidos hialurónicos, con frecuencia. Una buena hidratación, evitar la exposición directa al viento o aires acondicionados y la radiación solar mediante gafas de sol van a reducir en gran medida la sequedad de nuestros ojos.

¿Qué consejos básicos daría para proteger los ojos durante actividades al aire libre, en la playa o la piscina?

Usar gafas de sol con protección 100% UV, especialmente en niños.

Complementar con sombreros o gorras de ala ancha.

Utilizar gafas de natación en piscinas y mares.

Aplicar lágrimas artificiales sin conservantes si hay molestias oculares.

Evitar frotarse los ojos.

No usar lentes de contacto en el agua.

Evitar que el protector solar entre en los ojos.

Tras el baño en caso de molestias persistentes acudir a un oftalmólogo.

El verano exige protección activa. La radiación ultravioleta, el cloro y la sequedad son enemigos silenciosos, pero con gafas adecuadas, hidratación y precaución en el agua, puedes disfrutar sin riesgos.

Dr. Jorge Sánchez Cañizal

Médico Especialista en Oftalmología
Clínica León Ocular - Grupo Vista