Dr. Sánchez Cañizal

La seguridad de la cirugía refractiva con lentes ICL se basa tanto en la baja tasa de complicaciones como en la obtención de los resultados visuales esperados.

Un meta-análisis que recoge datos de 1.387 ojos intervenidos concluye que las complicaciones son mínimas, con solo un 0,8% de necesidad de reintervención (0,4% por reemplazo de lente, 0,3% por cataratas asintomáticas y 0,1% por cirugía de cataratas). No se registraron casos de bloqueo pupilar ni glaucoma, lo que avala la seguridad del procedimiento (Packer, 2016).

En cuanto a la seguridad visual, el procedimiento no solo evita pérdida de agudeza visual, sino que en muchos casos mejora la visión. Esto se refleja en los índices de seguridad, que en tres estudios recientes se situaron entre 1,01 y 1,14, lo que indica que la mayoría de los pacientes ven mejor tras la cirugía que antes con gafas (Alfonso et al., 2013; Huseynova et al., 2014; Lisa et al., 2015).

Una de las ventajas de las lentes lente intraoculares ICL, es su reversibilidad ya que aunque están diseñadas para permanecer siempre en el interior el ojo, en caso de ser necesario o bien por cambios refractivos o por cualquier otro tipo de complicación o cirugía posterior, pueden ser explantadas, es decir, extraídas del interior del ojo.

Al tratarse de una técnica que no elimina ningún tejido ocular, el ojo volvería a encontrarse en su estado original. Por este motivo, puede decirse que se trata de un procedimiento reversible.

Los resultados de la literatura científica, agrupados y analizados en el meta-análisis previamente mencionado, han demostrado que para defectos refractivos elevados (rango considerado entre -6,0D a -20,0D) la cirugía con ICL es más segura que la aplicación de láser excímer. (Barsam & Allan, 2012).

Este mismo meta-análisis pone de manifiesto que para miopías moderadas y elevadas la sensibilidad al contraste es mejor con el implante de lentes fáquicas que con el láser excimer. Además, la satisfacción del paciente evaluada mediante cuestionarios también fue mayor con las lentes ICL. (Barsam & Allan, 2012)
Al tratarse de una técnica que no elimina ningún tejido ocular, el ojo volvería a encontrarse en su estado original. Por este motivo, puede decirse que se trata de un procedimiento reversible.

Las lentes ICL, aprobadas por la U.S. FDA (Agencia Americana de Alimentos y Medicamentos), están hechas de un material llamado colámero. Previa a su comercialización, la FDA requiere de pruebas que certifiquen la biocompatibilidad del producto.

En este caso, se demostró que el colámero no produce signos ni de toxicidad ni irritación, ni tampoco mutaciones ni aberraciones cromosómicas, concluyendo que se trata de un material biocompatible para su implantación en la cirugía intraocular refractiva.